martes, 24 de septiembre de 2013

ESCONDIDO

Así haces ahora, como el avestruz. Enterrar la cabeza en un agujero y hacer como si nada hubiese sucedido.
Me pregunto cuántas veces te habrás de repetir que eres un "hombre bueno" o un "hombre simple" para creértelo.
Y corres y cierras las ventanas del lugar donde tantas veces me escribiste. Bueno, a mi y a otras tantas ingenuas como yo.
Pero si no tienes vergüenza, qué te lleva a hacer una cosa así?
Mantener tu reputación?
Seguir dando la imagen de que eres leal y noble?
Sea como sea... Cada vez que mires hacia tu interior sólo encontrarás vacío.
Porque eso es tristemente lo que eres.
Un ser vacío


Y escondido

miércoles, 18 de septiembre de 2013

V de Vendetta

Tranquilo... No "os" haré daño, tranquilo.
No soy como tú.
Ojalá supiese, porque la palabra venganza tomaría un sentido nuevo.
Pero no soy como tú.
Si existe Dios, que él te perdone.
Y si no, bastante condena tienes, que no sientes...
Me pregunto si duermes bien por la noche.
Ahora entiendo la frase "Ni siquiera yo sé quien soy"

Y no, no te equivoques, sólo tienes una cara. Y es horrible. Asúmelo.
Para qué te hagas una idea... Haces que me sienta como si me hubiesen violado.
Quizá ni te importe. Es más, estoy segura.

Pídete perdón a ti mismo.

Yo ya no puedo perdonarte.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Vergüenza

Vergüenza de los besos que te di
Vergüenza de la intensidad de todo lo que sentí
Vergüenza de cada palabra que te regalé
Vergüenza de cada "buenas noches, mi ángel" que te dediqué
Vergüenza del tiempo que me robaste
Vergüenza de saber que no sentiste
Vergüenza de haberte hecho prioridad
Vergüenza de haberte creído a ciegas cada vez que dudaba
Vergüenza?

No me avergüenza haber sido verdad, mientras tú sólo mentías aquí y allá, alardeando de honradez y lealtad.
Vergüenza deberías sentir tú, pero la tuya "era verde y se la comió un burro".

Confía, el destino te dará lo tuyo

viernes, 13 de septiembre de 2013

Carta a la oscuridad

Intento contener el verbo para no dañarme más. Pero ahora más que nunca, creo que esto será una liberación.
Hoy te diré todo aquello que te escupiría a la cara, para que de una vez por todas supieses el horror al que me has sometido. Al que sometes a todas las que atrapas en tu tela de araña, "hombre simple".
Siempre fuiste de retórica fácil, verdad?
Hubo un corto espacio de tiempo en el que luché contra ti, contra todo lo que me hacías sentir, no tú, la idea que tenía del hombre que supuestamente eras.
Un hombre culto, el Marqués de Sade también lo era.
Eso es lo que creo que eres hoy: un sádico psicópata.
Tú no sientes.
Buscas tu presa fácil, débil y atacas en el momento preciso.
Anulas absolutamente la voluntad de las personas a las que consigues que se "enamoren" de ti.
Las usas a tu antojo.
Usas las mismas palabras, el mismo patrón.
Hablas de honor cuando se nos presenta alguna duda, porque sabes? Siempre estuvo la duda ahí.
No sabes lo que es el honor.
Por mucho que tus padres se empeñasen en repartirlo por igual entre sus hijos, creo honestamente que el honor se lo llevaron todos tus hermanos.
Tú no eres más que un desgraciado, que utiliza el verbo y a las personas hasta que las destruye.
Ojalá pudiese proteger al resto de mujeres a las que harás lo mismo una y otra vez, porque sé que lo harás.
Ojalá pudiese proteger a tu mujer y a tus hijas, para que supiesen a quien tienen en su casa.
Pero no puedo.
Me queda el consuelo de que algún día, como yo, como tantas otras, se den cuenta de que eres tan sólo eso, un auténtico fraude como persona.
Me das pena.

Sólo me alegro de una cosa, mientras duró esa idea que tenía de ti, fui feliz.
Ahora vuelvo a serlo, con la persona que ha entendido quien me ha estado haciendo tanto daño.
Quien me apartó de él haciéndome creer que era mejor.
Tú, ser oscuro, no eres mejor que nadie. Eres ruin y rastrero, eso sí, con una mente privilegiada que sólo sabes usar para dañar.

Casi consigues acabar conmigo, pero no te daré esa satisfacción.
Ahora, soy libre. Soy libre de ti y tus mentiras.
Es mejor que desaparezcas. Hazme caso.
Porque fui demasiado buena, pero estoy aprendiendo a ser peor que tú.

Adiós, oscuridad.
Ojalá hubieses aprendido algo de tu bendito padre. Desde dónde esté, estará revolviéndose de dolor. Estoy segura.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Alguien como yo

Jamás encajaría en una vida como la tuya.
Cuestión de métrica.
Sólo he sido una niña imbécil que creyó que sí.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Norias

Es probable, diría que bastante, que mi vida como la de la mayoría de la gente sea poco más que eso, una noria. Un día estás en lo más alto y de repente, caes en el abismo más completo.
Durante mucho tiempo creí que era capaz de levantarme sola, que era lo suficientemente fuerte para hacerlo, pero soy una simple mortal y los simples mortales necesitan de manos que les ayuden a levantarse una y otra vez cuando caen.
Ésta simple mortal, debe aprender a levantarse sola hoy.
Ya pedí demasiado y demasiado recibí.
Ya cargué demasiado las espaldas de los demás.
Ésta vida que ahora me condena a no volver a amar me dice, que quizá el tiempo cure heridas. Que quizás levantarse se trate de eso, de aprender a hacerlo en soledad.
Y hoy, en lo más profundo del abismo, creo firmemente que me costará mucho, pero que lo lograré.
Se lo debo a demasiada gente que siempre estuvo cuando caí.
Acallaré las lágrimas que me aterrorizan. Esconderé el dolor en un cajón. Blindaré mi corazón con candado y lanzaré la llave a lo más profundo de ese abismo que me acoje.
Respiraré hondo y buscaré metas nuevas que alcanzar y que quizá, algún día, logren sacarte de mi cabeza.

domingo, 12 de mayo de 2013

Se deja de querer


Se deja de querer...
y no se sabe por qué se deja de querer;
es como abrir la mano y encontrarla vacía
y no saber de pronto qué cosa se nos fue.

Se deja de querer...
y es como un río cuya corriente fresca ya no calma la sed,
como andar en otoño sobre las hojas secas
y  pisar la hoja verde que no debió caer.

Se deja de querer...
Y es como el ciego que aún dice adiós llorando
después que pasó el tren,
o como quien despierta recordando un camino
pero ya sólo sabe que regresó por él.

Se deja de querer...
como quien deja de andar una calle sin razón, sin saber,
y es hallar un diamante brillando en el rocío
y que ya al recogerlo se evapore también.

Se deja de querer...
y es como un viaje detenido en las sombras
sin seguir ni volver,
y es cortar una rosa para adornar la mesa
y que el viento deshoje la rosa en el mantel.

Se deja de querer...
y es como un niño que ve cómo naufragan sus barcos de papel,
o escribir en la arena la fecha de mañana
y que el mar se la lleve con el nombre de ayer.

Se deja de querer...
y es como un libro que aún abierto hoja a hoja quedó a medio leer,
y es como la sortija que se quitó del dedo
y solo así supimos... que se marcó en la piel.

Se deja de querer...
y no se sabe por qué se deja de querer.


José Ángel Buesa, poeta cubano, 1910-1982